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<a id="main-content" tabindex="-1">Los inversores están saliendo de ciudades como Glasgow o Edimburgo por las políticas llevadas a cabo
Con el Reino Unido cada vez más cerca de estrenar un nuevo Gobierno, el país continúa sumido en una crisis inmobiliaria que ejercerá más presión sobre el nuevo primer ministro que elija el país.
Sin embargo, Gran Bretaña parece tener claro que las tomas de decisiones rápidas no suelen traer nada bueno, algo que ya ha mostrado el pasado del país, siendo el ejemplo más reciente Liz Truss. Por ello, parece claro que las políticas orientadas a una mejora del sector se realizarán sin acelerarse en exceso.
Escocia limitó las subidas del alquiler al 3% en abril de 2023
Además, Escocia podría estar siendo un buen ejemplo de qué políticas se deben adoptar y cuales no, sobre todo teniendo en cuenta las decisiones del partido SNP, líder en la región. Esta zona norte ha decidido comenzar a utilizar medidas que, en un inicio, se consideraron ineficientes. Los resultados de esta decisión en Escocia pueden dar la pista a Gran Bretaña a la hora de tomar decisiones.
Es el caso del límite en las rentas, que la región adoptó a finales de 2022 y terminó elevando hasta un máximo del 3% en abril de 2023. El resultado no fue otro que subidas en los precios de los alquileres previas a la entrada en vigor de la norma, destacando Edimburgo como la ciudad en la que más crecieron. También fue llamativa la marcada caída en el stock de viviendas en alquiler, algo previsible para los expertos. En España, desde que se aprobó el límite a la actualización de las rentas el efecto ha sido muy parecido: rentas más altas y menos oferta.
No fue esta la única consecuencia de la legislación. Un informe de la agencia inmobiliaria Rettie, solicitado por la Federación de Propiedades Británica, mostró que 3.200 millones de libras (3.761 millones de euros), que estaban destinados a proyectos 'build to rent' en Escocia, se encuentran actualmente paralizadas a causa de la nueva normativa. Esto implica que se han perdido cerca de 15.200 viviendas y alrededor de 16.000 posibles trabajos.
Los inversores se trasladan a Oriente Medio
La comparativa con otras grandes ciudades británicas tampoco deja lugar a dudas. Mientras Glasgow y Edimburgo deberían ser la tercera y la segunda, respectivamente, que más inversiones acumularan, en la actualidad se mantienen en el puesto 79 y en el 82. El control en el precio de los alquileres ha provocado, por tanto, la destrucción de una oferta que se asumía razonable en viviendas de arrendamiento.
Los inversores, una vez han visto la inestabilidad política y las tomas de decisiones llevadas a cabo en Escocia, han decidido trasladar su dinero a países de Oriente Medio que ofrecen proyectos con características similares. A pesar de que esto se muestra como una mala noticia para los escoceses, el próximo gobierno británico podrá tomarlo de referencia a la hora de aprobar nuevas medidas.
Cabe destacar la decisión de SNP de elevar a partir de abril el tipo máximo del impuesto sobre la renta, que alcanzará el 50% a partir de las 125.140 libras (unos 147.000 euros), mientras que en el resto de Reino Unido se encuentra en un 47%, que comienza en 150.000 libras (alrededor de 176.300 euros). Una encuesta publicada en el Times señalaba que el 40% de la población se mostraba en contra de esta medida, mientras las empresas escocesas asumen que cada vez es más complicado contratar nuevos empleados a causa de la brecha en el impuesto sobre la renta.
El Gobierno escocés ha admitido que los nuevos tramos supondrán perder cerca de 118 millones de libras (138 millones de euros), todo a causa del cambio de comportamiento de la población, que reducirá sus horas de trabajo, se irá de Escocia o buscará reducir su factura fiscal a través de empresas. Estas previsiones se basan en cálculos realizado a partir de aquellos que ya pagan impuestos en Escocia, pero se ha decidido dar una segunda comprobación a los resultados de la normativa en el mercado. Al igual que se hizo con el tope de las rentas, que se puede considerar fallido.